Tomando como ejemplo la problemática de la ciudad de Londres, que “devora” recursos más rápido de lo que es capaz de generarlos, R_lab propone un sistema capaz de rebalancear los sistemas urbanos, de reequilibrarlos y de adaptarlos a las nuevas necesidades humanas y medioambientales, rebajando drásticamente su producción de CO2 y promoviendo un crecimiento sostenible.

Nuestro trabajo junto a arquitectos, urbanistas, ingenieros, industriales, ambientalistas y especialistas en legislación tiene como premisa que la ciudad genere (y regenere) en lugar de consumir exclusivamente; que mezcle e integre, en lugar de excluir.

Homeostasis se sostiene en tres pilares:

o  Detección de “áreas de oportunidad” donde los edificios existentes hayan colapsado a nivel funcional, estructural o energético.

o  Consumo de la edificabilidad remanente de cada edificio (mediante remontas, ampliaciones, usos ajenos), aplicando en el proceso una estrategia que garantice el autoabastecimiento energético, así como una gestión integral del ciclo del agua.

o  Asegurar los usos mixtos (oficinas-retail-dotaciones, residencial-comercial, comercial-deportivo, residencial-coworking) para favorecer la ocupación y la creación de comunidad. Reduciendo los desplazamientos, caminamos hacia la ‘ciudad de los 15 minutos’.

Homeostasis regenera desde lo construido y lo consolidado, pero también desde la ruptura de los rígidos planteamientos y la normativa urbanística tradicionales, creando a partir de ellos una malla urbana más sostenible, compacta y eficaz. 

Incorporando el impresincidible factor del confort tanto en la escala urbana como en la vivienda, haremos que las ciudades sean más resilientes a los efectos del cambio climático (olas de calor, olas de frío, sequía, actuaciones frente a las lluvias torrenciales, etc.).

Viabilidad económica

La estrategia de la homeostasis es funcional y económicamente viable desde el momento en el que se establece una triple colaboración: la Administración, que dispone una legislación flexible y ágil para autorizar las transformaciones y los nuevos mix de usos; las comunidades de propietarios, que se benefician de las mejoras en su edificio (aislamientos, instalaciones, autogeneración y reducción del consumo de energía) y del aumento de su valor a cambio de ceder parte de los aprovechamientos; y las empresas, que se convierten en agentes de la regeneración y toman el peso financiero de la misma.

La homeostasis solo será real si cada intervención realizada para agotar la capacidad edificatoria cierra los ciclos del propio edificio: debe generar su propia energía, gestionar integralmente los recursos hídricos y favorecer el reciclaje y la reutilización (circularidad).

Replicando y escalando este modelo en las áreas prioritarias detectadas crearemos un círculo virtuoso que no dejará de extenderse a medida que se comprueben sus beneficios.