#eye range:0.8 #eye rollspeed:0.6



El modelo de crecimiento de España de los últimos años, vinculado excesivamente a la promoción inmobiliaria oportunista, ha sido, sin duda, el más insostenible de la Unión Europea. Lo prueba que nuestra dependencia energética, históricamente ya excesiva, se ha ido incrementando incluso en la última década, sin bajar nunca de un porcentaje del 80%.

La necesidad de incorporar a la vivienda las estrategias pasivas y las nuevas técnicas activas orientadas al ahorro, la eficiencia y la mejora del confort doméstico, y la creciente complejidad de las soluciones a ellas asociadas, son factores que trascienden, sin duda, el campo del diseño y la construcción tradicional de viviendas. Se trata de un modelo en franca decadencia que ha sustituido, sin más, la mano de obra cualificada heredada de las estructuras gremiales por la voluntariosa pero inexperta mano de los inmigrantes. En este nuevo contexto, será, sin duda, la eficiencia energética el concepto llave que abrirá de nuevo las puertas a una renovada industrialización: ahorro y eficiencia en origen por el control del diseño y la fabricación; eficiencia en la puesta en obra y ahorro por la rapidez derivada de ella; ahorro y eficiencia en la vida útil del edificio por la técnica incorporada e, incluso, ahorro y eficiencia en la propia muerte del edificio, preparándolo a su particular “buen morir”: el reciclaje. Se trata, sin duda, de parámetros de gran importancia para la construcción del nuevo paradigma de la sostenibilidad.

Para acometer la tarea de recuperar a la industria para la arquitectura, es necesario trabajar con catálogos abiertos de productos. Sin embargo, frente a la escasez de estos catálogos, es necesario modificar o “sintonizar” los existentes a modo de un particular “tuning industrial”, como primer paso para cimentar una industrialización sólida y generalizada.