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La principal estrategia bioclimática del edificio “Ingenio bioclimático” consiste en atenuar los saltos térmicos que, en los climas continentales, tienen lugar estacional y diariamente (verano/invierno; día/noche). Se ha buscado una aclimatación moderada, gradual, del gradiente entre las condiciones exteriores e interiores del edificio, huyendo de los sistemas convencionales que generalmente dan lugar a climas absolutamente artificiales y homogéneos, gravosos tanto al confort de los ocupantes como a la economía y sostenibilidad energética del edificio.

El ingenio bioclimático es un sistema constructivo que proporciona al edificio el máximo aprovechamiento bioclimático de energía solar y eólica, la transforma, la acumula y la distribuye en los volúmenes en los que se localizan las “áreas de desarrollo” del Centro. En este “ingenio” se integran también la mayor parte de los métodos activos y se explotan los efectos refrigerantes de las cubiertas vegetales. Además de su utilidad directa para reducir de modo eficiente el consumo energético ofrecen nuevas oportunidades de experimentación.



Su función energética se complementa con la distribución (enlaza las “áreas de desarrollo” con la “calle peatonal” que vértebra el edificio), con su papel estructurante en la arquitectura (y en la construcción) de los volúmenes de las “áreas de desarrollo” y con su responsabilidad en la definición formal, tanto en su expresión (imagen) exterior, como en la interior.

Los subsistemas y mecanismos que contiene son pasivos, galería-invernadero para captación solar para calefacción, muros y forjados de gran inercia, efecto semisótano (inercia térmica), cortina aislante, protección solar (toldos), torre de viento para captación del cierzo y efecto chimenea; y activos, colectores térmicos para agua caliente sanitaria y para apoyo de calefacción y refrigeración por suelo radiante mediante máquina de absorción.