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Elemento utilizado en los proyectos para conseguir el confort interno gracias a utilizarlo como sistema de protección solar, modificando las condiciones lumínicas, privacidad, etc… Así, por ejemplo, con el uso de las lamas conseguimos en verano reducir la demanda energética de refrigeración gracias a evitar la radiación solar directa, de lo contrario tendríamos un aumento de las cargas térmicas interiores.

Estos elementos los podemos diferenciar en función de su movilidad en orientables y fijas:

-Las lamas orientables son aquellas que son móviles y permiten que el usuario pueda elegir en función a lo que quiera conseguir, su disposición y colocación. Gracias por ejemplo a un sistema que controla y que permite que las lamas realicen un seguimiento solar, podemos conseguir protegernos del sol en el momento que queramos y permitir su entrada cuando así también lo deseemos. Así, los sistemas móviles permiten que podamos reaccionar a los cambios climáticos y a la posición solar así como optimizar el flujo de calor y luz a través de la fachada, reduciendo los costes energéticos. Estos sistemas evitan que el sombreado sea excesivo o escaso, ya que en todo momento se obtiene el ángulo de sombreado óptimo.

-Las lamas fijas se mantienen en una posición estática. Por este motivo, es necesario estudiar anteriormente su posición y colocación óptima en función al efecto que deseemos y de manera que no sea perjudicial para por ejemplo el comportamiento térmico de nuestro edificio en una determinada época del año. De esta manera, por ejemplo, son muy útiles en las fachadas sur colocadas de forma horizontal, ya que, durante los días de verano y muchos de primavera y otoño, una visera horizontal proyecta su sombra sobre la ventana. En invierno este sistema no intercede en la entrada directa del sol en el edificio, ya que la altitud solar es mucho menor. Esta característica supone una ventaja importante, ya que en invierno las ganancias energéticas son apreciadas.